Esta receta me la saque «de la manga» haha, un día que no teníamos nada en la refrigeradora más que lo que nos iba quedando, ¡Y resulto deliciosa!, tanto que se ha convertido en uno de los platillos favoritos de la familia. Utiliza pocos ingredientes, se prepara en minutos, y es excelente opción para aquellos padres con hijos «melindrosos» (no me gusta esa palabra), o mejor digamos, «comedores selectivos», pues se disfrutan la pasta y al mismo tiempo están comiendo proteína, calcio, y muchos otros minerales y vitaminas.
¿Que necesitan?
- 2 tazas de brócoli desinfectado
- 2 tazas de espinaca desinfectada
- Puerro en rodajas al gusto
- 1 a 2 dientes de ajo
- 1 cucharada de aceite de oliva
- 2 tazas de pasta idealmente integral cocida al dente
- 1/4 taza de leche descremada o de almendra (más o menos dependiendo que tan espeso o liviano desees tu pesto)
- 1/2 taza de requesón o ricotta
- Sal y pimienta
El pesto se prepara de forma sumamente fácil. Rocío un sartén con spray para cocinar, agrego la espinaca, el brócoli, ajo y puerro. Cuando la espinaca y el brócoli ya están cocidos, procedo a licuarlos junto con la leche, el ricotta, el aceite de oliva y un poco de sal y pimienta. ¡Listo! Agrégalo sobre tu pasta, decora con unas cuantas aceitunas negras y a disfrutar. A mi me encanta acompañarlo con una ensalada de zanahoria con vinagreta hecha en casa (1/2 taza de vinagre balsámico + 1/2 taza de miel de abejas, ajo en polvo y pimienta, pues la combinación de sabores con lo agridulce de la vinagreta le da un toque especial al platillo.
¡Espero que lo disfruten y nos compartan fotos si lo preparan!